Lácteos bio
Las leches fermentadas o "bio" son resultado de la biotecnología tradicional, ya que emplean probióticos para la elaboración de un producto sin recurrir a técnicas de ingeniería genética. En este mismo grupo de alimentos se puede incluir a los quesos, la cerveza, el vino, y otros productos cuya elaboración requiere de microorganismos.
Los probióticos pueden adicionarse en distintos momentos del proceso de elaboración:
• Previo a la fermentación de la leche, junto a los cultivos iniciadores tradicionales;
• En forma paralela, fermentando distintas porciones de la leche con el probiotico y con los cultivos iniciadores y luego mezclarlas;
• Posterior a la fermentación, con los cultivos lácteos iniciadores sin propagación del cultivo probiótico.
El proceso productivo de estos productos es desconocido ya que le es propio de cada industria.
Pero, los lácteos “bio” no solo involucran microbios en el proceso de producción, sino que adicionan al producto final bacterias lácticas vivas que aportan funciones beneficiosas. Por eso se los denomina “alimentos funcionales”. Según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación, se considera “alimentos funcionales” a aquellos productos que se consumen como parte de una dieta normal y contienen componentes biológicamente activos que ofrecen beneficios para la salud.
Para comprender la función de los probióticos es necesario considerar que el organismo humano cuenta con una flora bacteriana habitual, especialmente en el intestino, que proviene de los alimentos. Es erróneo creer que el organismo produce bacterias y, por esta razón se considera positivo ingerir estos lácteos en forma moderada y acompañado de alimentos que no contengan microorganismos vivos. La colonización bacteriana comienza con el nacimiento y continúa durante toda la vida a través de lo que consumimos.
Una de las funciones beneficiosas de la flora intestinal es el “efecto barrera” que ejercen las bacterias en la pared digestiva para evitar que otros microorganismos, potencialmente patógenos, se instalen y provoquen enfermedades. Esto reafirma la idea de que suplementar la flora intestinal con probióticos podría contribuir al bienestar del huésped.
Evidencias científicas y publicidad
En los últimos 20 años la investigación sobre los alimentos funcionales ha progresado y se han realizado avances notables en la selección y caracterización de los probióticos, y en la justificación de las propiedades saludables en relación con su consumo.
Sin embargo, según el Boletín de la Organización Mundial de la Saludpublicado en septiembre de 2009, los países exigen pruebas acerca de las declaraciones nutricionales de propiedades saludables. Lo que cuestiona el informe no es el beneficio de los alimentos funcionales u otros, sino los datos científicos que muestra la publicidad, y los efectos que esa información puede generar en los consumidores.
"La finalidad del sistema es evitar que los consumidores sean engañados con respecto al valor nutricional global de los productos",concluye el Boletín de la OMS.
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